Saturday, August 8, 2009

Reflexión sobre la calidad de información que se nos presenta a diario

Hace una semana atrás leí un articulo en El Mostrador en línea que resalta algunas consecuencias que producen las actividades publicitarias que hacen anualmente las universidades en su búsqueda de un nuevo lote de jóvenes estelares y financiamiento estatal. Me llamó mucho la atención el hecho, que notó Juan Guillermo Tejeda, de que estas actividades resultan muy desorientadoras para los jóvenes.

Encuentro que la baja calidad informativa de la publicidad, es solamente un espejismo de lo que ocurre actualmente en las mismas salas de clases de muchas instituciones académicas que siguen operando bajo un modelo educativo tradicional.

Este modelo, en el cual el profesor como evaluador autoritario transmite una serie de contenidos preestablecidos que los alumnos deben internalizar, no toma en cuenta la variedad de necesidades de información específica (intereses) que tiene cada alumno, situación análoga a lo que pasa con la publicidad, que en mi opinión obstaculiza bastante el aprendizaje personal, actividad generadora de nuestra identidad individual.

El énfasis que nuestra sociedad ha puesto sobre la acumulación material, nos ha entrenado desde chico a postergar la exploración de lo que nos apasiona para hacer lo necesario para convertirnos en el arquetipo del profesional exitoso, validando así la falsedad que asemeja la estabilidad económica con la felicidad, hecho que desafortunadamente tomamos como consecuencia natural de nuestro diario vivir.

En sus esfuerzos para entregar una base de conocimiento adecuado para que la mayor cantidad de personas pueda llevar a cabo sus proyectos de vida, las instituciones educativas han ido sacrificando la riqueza que conlleva el proceso de explorar nuestros propios intereses, para así producir profesionales capacitados en función del mercado.

Dado esta situación, ¿Cómo no podemos entender la desilusión que frecuentemente sienten los alumnos o al empleado que labora sin gusto en un puesto de trabajo que no le motiva, inspira, ni satisface? Es de este agotamiento emocional que se aprovecha el mecanismo publicitario actual, que nos impulsa a experimentar el mundo a través de los “frutos” que nos ofrece el mercado en vez de nuestra creatividad personal única.